viernes, 6 de noviembre de 2009

¿DONDE ESTA EL PROBLEMA?

O mejor dicho uno de los problemas.

Pese a que Alcoy (mi ciudad) siempre ha sido un centro eminentemente industrial, es durante el siglo XIX donde se produce una verdadera revolución industrial. Es gracias a la industria textil, papelera y metalúrgica. Tanto es así que pasa de tener unos 22.000 habitantes durante la primera mitad del siglo XIX a más de 32.000.

El motivo, la mecanización de la industria. La utilización del vapor junto con el hecho de que la mayoría de las industrias se construyeran en las laderas de los ríos de Alcoy para aprovechar la energía hidráulica (por fortuna y pese a que ha habido fuertes sequías durante el pasado siglo, en Alcoy nunca se ha padecido, al menos alarmantemente, de falta de agua) hacen que la industria tenga una fuerza energética económica y (teóricamente) inacabable.

La dependencia actual de recursos energéticos limitados, y de origen (al menos la mayoría) extranjero, hacen encarecer altamente el producto desde el origen. Recuerdo que a finales del siglo pasado estuvo de moda entre las grandes empresas de la región montar cogeneraciones de electricidad. Consistían en grandes motores de origen petrolífero (la mayoría) que producían electricidad para surtir a dichas industrias y sus excedentes podían ser vendidos a la red nacional de electricidad. 15-20 años mas tarde, dichas compañías han desaparecido en su mayoría.

Ahora esta de moda la energía solar. Muchas empresas montan paneles solares en sus tejados para abastecerse de energía y poder vender los excedentes eléctricos a la red pública. Yo mismo estuve tentado de realizar un proyecto, pero el alto coste y baja rentabilidad, hay que mirar a muy, muy largo plazo en un sector donde la innovación tecnológica evoluciona muy rápidamente, me hicieron desistir.

Otra alternativa sería la energía eólica, pero la gran oposición de los partidos ecologistas por la contaminación paisajística, y por el hecho (remoto) que un ave pueda morir por un golpe de aspa de molino, dificulta mucho su evolución en esta zona.

Necesitamos una fuente de energía económica y (aparentemente) ilimitada para que la industria nacional pueda seguir siendo competitiva. De otro modo, la batalla por la competitividad industrial la tenemos, a priori, perdida.

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