sábado, 21 de noviembre de 2009

LA CALIDAD EN ALCOY

Cuando tan en boga está el tema de los certificados de origen y calidad, resulta curioso saber que los productos textiles de Alcoy están certificados desde el año 1561. Y no solo eso, el Colegio de Arte Mayor de la Seda de Valencia aún los aventaja en antigüedad.





Gracias a la colaboración del buen amigo Ignacio Gisbert Gosálbez, Director de la Agrupación Empresarial Textil Alcoyana, he podido acceder a archivos escritos sobre los “Capitols y ordinacions del Offici de Perayres de la Vila de Alcoy, decretats per lo Governador de Valencia”.



Los “perayres” o “pelaires” son sinónimos y el término con el que en valenciano o castellano se designaban a los fabricantes de paño. La primera constancia escrita data de 22 de abril se 1561, curiosamente la víspera del día de San Jorge (patrón de Alcoy).




El 24 de julio se entrega el texto de las nuevas ordenanzas con el fin de elaborar paños de lana con absoluta perfección.



Las nuevas ordenanzas, constan de 65 capítulos y se regulaba que las Juntas de perayres se reunieran una vez al año para elegir los quince que la representarían, eligiéndose entre ellos dos que habían de ejercer de veedores, con facultad para entrar en cualquier momento en los obradores de los perayres, para reconocer los paños que fabricaban. El consejo designaba a los encargados de bollar, o sea, colocar las marcas a los paños que fabricaban los perayres y cuantos intervinieran en la manufactura de los tejidos, aceptando las responsabilidades que el Almohacén, que era cargo público, decretara por los defectos que los paños pudieran tener. Se regulaban las pintas a utilizar, la anchura del tejido, la calidad de las lanas empleadas y la forma de tintarlas, multas en que podían incurrirse y finalmente, para ejercer como perayre, había que sufrir un examen y obtener el título de maestro.




A tenor de la legislación entonces vigente, todos los productos que se comercializaban debían de llevar obligatoriamente dos certificados de garantía: El de origen, que acreditaba al fabricante y el de calidad, refrendado por el gremio a que aquél pertenecía. La carencia de cualquiera de ellos lo acreditaba de fraudulento.



Cuando los paños fabricados estaban listos para su expedición, se llevaba a la casa de la sede del Gremio y allí los veedores, tras un último y definitivo repaso, si cumplían todos los requisitos, bollaban el género, es decir, le ponían el marchamo de calidad. Es por ello que la sede de la Agrupación Empresarial Textil Alcoyana sea conocida como La Casa de la Bolla.




En las fotografías que adjunto, podemos observar textos de registros de la época. Si nos fijamos en la segunda, podemos observar con claridad que data del año 1591. Como observación anecdótica, al principio de la cuarta línea, se ve claramente escrito el nombre de Alcoy, y no Alcoi, como quieren imponernos actualmente (Alcoy, 5 siglos de Y).



En las fotografías tercera y cuarta, podemos observar ejemplos de distintas marcas que utilizaban los perayres, mientras que en la quinta podemos ver el lomo del libro más antiguo, fechado en 1561.




Podéis obtener más información contactando con Ignacio Gisbert (igisbert@textilalcoyana.com) o bien a través del link de la Agrupación Empresarial Textil Alcoyana, situado en el margen derecho de este blog.

3 comentarios:

  1. Me ha parecido muy interesante, y pensábamos que esto de las normas lo habían inventado los japoneses!!

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  2. ¡Para que digan que nuestros antepasados no hacían bien las cosas!

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  3. Buenas. Se que llevaban un control más estricto pues buscaban calidad, belleza, armonía. Ahora nos meten gato por liebre, y con eso de lo sintético, lo cual es también un peligro, por un incendio. Bueno, no se plancha, es más liviano todo. Gracias.

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